Elabore situaciones que no tengan sentido para el niño y propicie que le diga lo que está mal. Esta estrategia ayuda a estimular la atención auditiva, el procesamiento de la información verbal y la elaboración de una respuesta correcta. Por ejemplo, el adulto le puede decir: “Yo pienso que los aviones vuelan en la carretera”, en este caso el niño podría responder: “No! ¡Un avión vuela en el cielo! Los autos van en las carreteras”. En el caso de que no responda, o esté de acuerdo con lo que usted dice, puede decir lo siguiente: “Ummm. Los autos transitan en las carreteras. Ahora es tu turno. ¿Me puedes decir que es lo que transita en las carreteras? De esta manera podremos saber acerca de lo que sucede con las habilidades auditivas y cognitivas.